julio 24, 2009

Calderón y el Estado policiaco



Narcotráfico, violencia, militarización, “azules” por doquier… es este el panorama desalentador actual de México. Los intentos por legitimar gobiernos fraudulentos o de dudosa procedencia no es una práctica nueva en México, ya ocurrió con CS de G y ahora ocurre con el llamado “Presidente del Empleo” (¿Cuál empleo?, la pobreza aumentó, Señor) y su Estado de sitio; el pretexto (casi perfecto, pero que muchos ciudadanos cuestiona): el combate directo al narcotráfico y al llamado crimen organizado, vaya excusa para armar una guerra y con ello intentar legitimarse ante todos.

Sin embargo, como buen político emanado del PAN, de la Derecha, esta militarización absurda parece tener también tintes políticos, represivos, y por qué no, hasta pensar en una muy bien disimulada guerra de baja intensidad dirigida a la disidencia nacional (que no es poca). Hasta este momento, los homicidios producto del crimen organizado han aumentado, el número de adictos también y la corrupción. Pero también han aumentado los homicidios, violaciones a los derechos humanos, abusos, extorsiones, por parte del Ejército Nacional en contra de civiles inocentes. El General López Portillo “acusa” a los miembros del “narco” de denunciar al Ejército en la CNDH con la intención de desprestigiar la labor de la fuerza del Estado, como si los soldados fueran cualquier cosa menos hostiles máquinas de matar “al enemigo”.

El enemigo… a la disidencia nacional radical y/o pacífica, el gobierno insiste en llamarles “enemigos de la nación” bajo esta situación, ¿Qué tranquilidad se le asegura al ciudadano disidente, lideres sociales, rebeldes y demás? Remontémonos un sexenio más atrás, cuando el PAN llega al poder, año 2000 y Vicente Fox ocupando la Presidencia de la República. En términos generales, el “cambio” fue bien recibido por la nación, y se tenia una aparente paz, al aproximarse el sexenio a su fin, fueron apareciendo o re-tomando fuerza diversos movimientos sociales y políticos, con amplias diferencias respecto al nuevo gobierno. Recuérdese como México estuvo al borde de la guerra civil por la polarización causada por las preferencias políticas, el movimiento en Oaxaca, la tragedia de Pasta de Conchos, la movilización del EZLN por todo el país, Atenco.

Se gestó un importante caldo de cultivo que puso a temblar a más de uno en Gobernación, el sexenio terminó igual que comenzó el actual turbulento, polarizado, con problemas sociales agravados. Bajo este contexto, vale cuestionarse algunas inquietudes: Si una de las labores del Ejército NO es procurar la Seguridad Pública, ¿Qué hacen patrullando las calles? ¿Cuál es realmente la causa por la que se vive en este Estado de sitio? Actualmente, los movimientos rebeldes siguen teniendo presencia, siguen fuertes, pero la situación es que no aparecen con la misma fuerza con la que aparecieron durante el sexenio 2000-2006, y no precisamente porque esten debilitados o hayan abandonado la lucha. Al parecer, les ha funcionado su guerra de baja intensidad puesta en marcha bajo el pretexto de combatir al crimen organizado, han logrado acallar muchas voces, pero no han exterminado la fuerza popular. Es un error tener al Ejercito en las calles, muestra clara de que el presidencialismo en México no se acabo con la llegada del PAN al poder.

A un lado de las cifras de bajas al ejército y al crimen, hay que publicar también los civiles muertos, los números de abusos y violaciones a los Derechos Humanos (baste revisar estos casos en el estado de Guerrero, en las comunidades mas pobres y alejadas).
Termino con un fragmento de la canción “Alta traición” del extinto grupo Punk “Colectivo Caótico:” “…cae la sangre, si no aceptan petición, del Pueblo que ya exige ALTO a la Represión!”

C. Presidente Felipe Calderón, no se comprende su guerra, se le pide atentamente que regrese su Ejército a los cuarteles que es de donde nunca debieron de salir, a sitiar la patria.

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